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Friday, June 08, 2007

El Canario




El Canario

Hace cien años, los padres de la Compañía de Jesús, fundaron un convento en la ciudad de Valparaíso a los pies del Cerro Larraín; sin pensar que la posmodernidad iba a traer a dicho recinto al Canario.

El Canario parecía un sacerdote del Templo de Dionisio, presto a iniciar privadamente a alguien en una bacanal. Lo único extraño que en este ritual estaba desubicado en dos milenios. Su vocación fue seguir algún dios que refrenara sus impulsos, así con inteligencia, se hizo célibe.

En un brumoso día de invierno me acerqué al convento a confesarme. Él me condujo desde la recepción por un alto, angosto e iluminado corredor cuyos ventanales dan al parque de la comunidad, y que conducía a salas de reuniones terminando en la iglesia. Entramos a una de ellas, abrió los postigos, dejando entrar algo de luz que se escapó entre los barrotes de la ventana. Antes de sentarnos cerró la puerta con llave, mirando de reojo al pasillo.
-¿Cómo anda tu vida?
- Bien, sólo algunos líos de faldas con una compañera de escuela, es seis años mayor, inventó un esbarazo y me metí en su triángulo amoroso.
- Relájate, mira no quiero ser moralista pero es más deseable y natural tener una relación pre-matrimonial que correrse la paja, siempre que ocupes condón. Además, te apuesto a que si te paras en la esquina de Avda. Argentina con Pedro Montt, donde esta el Congreso Nacional, en media hora vas a encontrar a alguien con quien ir a la cama.
- Oye Canario, me impresiona tu consejo espititual.
Creo que si le hubiera hecho caso me hubiera quedado anclado en dicho lugar, hasta que las cámaras me tragasen, el legislativo es una mole con pecho al aire, sus piernas abiertas al Océano Pacífico, invita al ahogo de las iniciativas. Pero El Canario era visionario, al parecer puso la primera piedra cuando sólo quedaban los restos del Hospital Deformes. No pasó mucho tiempo para que un ex-alumno, hoy senador, le hiciera caso, uno rubio, al que le llamaban Copito de Nieve los alumnos del antiguo internado del San Ignacio, según me había contado el Hermano Alfonso Gordillo. Copito está detrás de las rejas añorando caricias infantiles, y el Hermano es solo un espectro que asusta a los alumnos que se aventuran a hacer teatro en el Salón de Actos. Su busto erigido al costado de la pileta, recuerda como sus coscorrones fueron incapaces de frenar a Copito y al Canario, quien también es ex-alumno.
- Sabes Claudio, estoy haciendo un estudio anatómico ¿Me dejas medir tus músculos?
- Como no, pero ¿Para qué? .
- Hago un estudio corporal, comparativo por familias de alumnos, Benjamín y Francisco ya colaboraron.-
- ¿Qué extraño es eso?.- Le dije, sentí escalofrío, pensé en huir, desistí al ver que no podía quitarle las llaves. La sala tiene paredes gruesas, es imposible que me oiga el hermano de la recepción. El discernimiento ignaciano obliga a optar por el mal menor, así Dios siempre se mantiene en la gloria. Le voy a seguir el juego.
- No te preocupes, es algo de rutina.- Sus ojos brillosos y con derrames no se despegaban de mi cuerpo. Tragaba saliva, lo sentía tenso.
- Hazlo rápido, afuera me espera un amigo.- Le inventé, pensando para relajarme, que quizás también al Ángel de la Guarda le gusten este tipo de estadísticas y esté de fisgón, ¿Dónde anda el Espíritu Santo? ¿Será también voyerista o participa de los tríos?.
En el pasado sólo la costurera tomó medidas en mi vida. Pero ahora El Canario las actualizaba, sacó su huincha
- Arremángate la camisa para medir el biceps.- Luego me hizo hacer lo mismo con los pantalones, ante lo cual ciñó los gemelos y muslos..
- Muéstrame el pene. Anotó en una libreta todas las medidas, luego sacó de la camisa un papel de computación.
-Aquí tengo el listado, son la mayoría atletas o de buen físico como tú y tus hermanos - Se creía entrenador del cuerpo y del alma. Sentí haber hablado con Rasputín, hasta tenía la barba similar. Pensé que mis pecados estaban redimidos frente a ese mortal que no sólo quería cargar en sus espaldas el peso del pecado, deseaba hacerlo propio, y siempre a la mayor gloria de Dios.

Luego me mostró sobre el escritorio un libro viejo y grande, estaba en griego, eran las tragedias de Eurípides.
-Me entretengo estudiando la naturaleza humana en ellas.- Está sublimando, se la da de erasta.
-No me interesa Canario, otro día me hablas. Me voy.- Le corté la inspiración, y se mostró molesto, me abrió la puerta -Ojalá puedas terminar tus investigaciones pronto- Me despedí.

Preocupado por el toqueteo que no detuve a tiempo y la amenaza que presentaba para niños y jóvenes vinculados a la Cmmpañía, le conté a mi amigo Gregorio -otro miembro de la orden, que no es lo mismo que la orden del miembro- quien indignado inició una cruzada contra El Canario. Luego de algunos meses me señaló:
-Mira Claudio, quédate tranquilo, el plan es claro: desemmascararlo. Desde diversas ciudades le he enviado tarjetas anónimas con todos los epítetos inimaginables para que se sienta observado. Conversé con el Padre Provincial los hechos, no le dio mucha importancia ya que El Canario fue ascendido en poco tiempo a rector de uno de nuestros colegios, creo que le van a dar una oportunidad... Hice una hazaña digna de Batman, me metí a su habitación por una ventana del tercer piso Colegio, a la cual llegué caminando por el friso del edificio. No encontré la libreta. El Canario no dejaba plumas. Ten paciencia ya caerá.- No fue suficiente, Gregorio falló en sus intentos llevándose a la tumba su intención de descubrirlo.
Para colmo, a la salida del Metro Moneda, me encuentro con El Canario
- ¿Cómo estás?.- Me dijo con voz suave.
- No lo sé, resignado, el cáncer se comió a Gregorio.
-Ya vendrán tiempos mejores, nos vemos en misa.- Entró a la Residencia (la misma en que vivió el Padre Hurtado).
- Nos vemos.- Quién iba a sospechar que detrás de su barba desgreñada, pelo largo y ropa artesa, con su infaltable morral de cuero se escondía la sombra del Canario. La mayoría pensaba en un cura moderno, fiel observante de sus votos, con sentido social. A veces lo delataba un leve aliento a vodka, pero quién soy para juzgarlo, la pena me invade.
Me sorprendí, El Canario iba a co-celebrar en el funeral, la pascua de Gregorio al anonimato, y de todos sus deseos para denunciarlo. No sé si estaba triste o qué, pero lo vi aliviado.
En el templo, repleto de personas, entró una procesión de jesuitas encabezada por el Provincial, mientras la familia de Gregorio oraba junto al ataúd, su padre solloza sin esconder el dolor, mientras cantan "El Señor es mi fortaleza, el Señor es mi pastor, él me da la salvación en él confio y no temo mal..."
-¡Que horror!, ¿Qué mal va a temer el muerto si la maleza está detrás del altar?. Por lo menos se libró de El Canario.-
Luego el Provincial, hizo su homilía - Por fin Gregorio, se encontrará con El Buen Padre, y hará Su Voluntad. En su larga formación por la Compañía, fue crítico y testarudo para aceptar la voluntad de sus superiores, la enfermedad lo preparó para abandonarse por completo a Dios, ahora está en sus Manos...- Pensé que el Camino de Dios es el Matadero, la ruta del Cordero Degollado, el Santo Silencio que conventualmente predicaba el cura Pianolla en Valparaíso.
- ¿Cuándo sacrificará Dios al Canario y hará de sus criadillas polvo? ¿De qué sirve esa imagen de María en el altar mayor pisando la serpiente? Mejor que pise al Canario que está un poco más abajo.

Años después, yendo a la iglesia colonial de Calera de Tango me lo encuentro celebrando un matrimonio. De pronto un apagón hizo que únicamente el cirio iluminara el recinto, la lúgubre luz convirtió las imágenes de los santos en siluetas de sátiros. Afuera el temporal hacia más tenebroso el templo; incrementándose con una ráfaga que abrió las puertas apagando la vela. Sólo su voz teatral pululaba en las tinieblas mientras hacía la consagración, parecía un ditirambo agradeciendo a Dionisio por la vid. El Canario seguía el rito a oscuras -"El cuerpo es el templo de Dios"- dijo mirando a los novios mientras frotaba sus manos tratando de hacer suya todas las fuerzas desbocadas de la naturaleza.
Goya se equivocó, el sueño de la razón no engendra mostruos, es el sueño del cuerpo el que lo hace, y así pinta sus pesadillas, crímenes de los que Dios no responde.

Este año comenté sobre El Canario a un ex-compañero del San Ignacio, que hoy es actor, éste me dijo
- ¿También a ti te lo midió?-
Ante semejante revelación pregunté -¿Cuándo?-
- En séptimo u octavo básico- respondió. -No sólo eso, me hizo masturbarme, tomando el tiempo en irme cortado.Pero ya pasó, él es una excelente persona.
- Tienes razón, El Canario es más que un educador,no se trata de un teólogo de la liberación sino de la medición. Su dialéctica no son ideas sino la materia, no creas que es materialismo histórico, pues sólo recae en los miembros que no forman parte del Cuerpo Místico- dije riéndome.
Y me contestó seriamente - Ya no hay lugar para el Canario. Los atletas no corren desnudos ni las mujeres quedan en el gineceo, ellas incluso, ahora hacen teatro ocupando nuestros papeles. Él es un sacerdote cuyo principal apostolado es iniciar a los núbiles-
Y terminó recitando la Antistrofa 1 de las Bacantes -"Las bocas desenfrenadas y la demencia que menosprecia las leyes tienen un fin desdichado" -


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